London, hotel sin caspa, fashion en vena
con vistas a Hyde Park, pobre viejo rico,
ebrio de Samuel Johnson, Verlaine, Chirico,
bucanero del Támesis y del Sena.
Verde irlandés con asas por san Patricio,
mañanita diumenge de costalero,
los Bacon y los Turner, con aguacero,
acabarán sacando mi alma de quicio.
Por suerte mi bombín, cada madrugada,
goza de percha amiga donde colgarse,
nada como una Jime para olvidarse
del olvido que olvida tanta granada.
Con la frente marchita vuelvo a buscar
futuros imperfectos de mi pasado
con ganas de cobrarme lo malgastado
tan begin the beguine y vuelta a empezar.
¿Qué fue de aquellas niñas de la estación
que mordieron el polvo de las cunetas,
que endiosaron la tinta de los poetas,
que zurcieron un siete en mi corazón?
Estaba en pie la barra del Troubador,
los buses encarnados y las cabinas,
las teenagers en flor con anfetaminas
(qué british se conserva el conservador).
Con tanto agridulzor y neblina tanta,
prófugo de Carpanta regreso al foro
como quien desespera del caño al coro,
muera la primavera, semana santa.