Farewell o los sollozos
¿Dos muertos vivos? ¡Qué chollo!
–dijo el plumilla insolvente–
para rimar con la gente
nos faltó rifar un pollo.
entre Jimena y Lucía,
entre Señora y Ruido,
buenas noches, bienvenidos,
hoy puede ser un gran día.
Razones no le faltaban
ni listos de baba al son
que jura que esto se acaba,
no me mates, corazón.
Adiós a las emociones,
el sudor, los camerinos,
el dandy con lamparones,
el alma con intestinos
y el tremolar de banderas
pendencieras, azulgranas,
berberiscas, colchoneras,
bosteras, republicanas.
Es hora de celebrar
el éxtasis compartido
sin cederle un alamar
al cobrador del olvido.
Entre mi primo y su cuate,
de polizón, en la gira,
por menos de una mentira,
se coló don disparate.
El caso es que, tan felices,
a la hora del balance
fuimos, que, hartos de perdices,
dímosle a la caza alcance.
Buenos Aires, buen lugar
para decir hasta luego,
la batalla de los egos
empató sin debutar.
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