lunes, 25 de mayo de 2009

Mayo 25 de 2009


Menos dos alas

González era un ángel menos dos alas,
González era un santo por lo civil,
un dandi con un ojo a la funerala,
tan rojo tan Oviedo y tan zascandil.

Hilaba en los garitos de mala nota
boleros de Machín con Juanín de Mieres:
apurando esos güisquis en los que flota
la luna de las golfas y los crupieres.

Cuando volvía
del extranjero,
tan forastero;
a las dos no era de día,
a las seis ya era de noche,
pídame un coche
fumando espero
y le aplaudían
los camareros.

Otoños y otras luces, pan con verbena;
tan Príncipe de Gales de Cortefi el;
tratado de urbanismo, Juan de Mairena:
proustiana magdalena, tinta y papel.

Verde por la vergüenza que no tenía,
hasta ayudó a Caronte a quemar sus naves,
contaba que morirse no era tan grave
y agonizó en voz baja, por cortesía.

Cuando volvía
del extranjero,
tan forastero;
a las dos no era de día,
a las seis ya era de noche,
pídame un coche
fumando espero
y le aplaudían
los camareros.

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