La canción del verano
1.
El don de la ebriedad, tan cotidiano
hace apenas un lustro, vuelve ahora
manchando los clarines de la aurora
la noche de San Juan, otro verano.
A la mesa del buen samaritano
me sentaré a cantar nuevas doloras
sabiendo que la caja de Pandora
sólo guarda un enjambre de gusanos.
Arderán los espejos, las banderas,
como somieres viejos en la hoguera
que prende el talibán de la memoria.
Dejando en las cunetas del estío
las amapolas del escalofrío
con dientes amarillos de la historia.
2.
Junio, julio y agosto, vacaciones
mortales para Apolo y Afrodita,
a la orilla del mar ¿quién necesita
chulos de playa, rayas o condones?
Los dioses del Olimpo alumbran clones
con paquete de plástico y tanguita,
que quitan lo que dan, ay! santa Rita,
líbranos de hipotecas y tifones.
La canción del verano es un balido
que anestesia la furia y el ruido
mundanal a la hora de la siesta.
Un cisne de Rubén que sale rana,
un niño que se prueba una manzana,
Guillerno Tell tensando su ballesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario