Gatos
No obedecen al amo
los gatos
pero saben
que los dioses son ángeles
caídos.
No babean por huesos
los gatos
pero suelen
abrigarle el silencio
a las viudas
y estirarse en la alfombra
y bostezar
como si hubieran heredado
el sol
y dormir y dormir
arzobispales
y cazar una mosca
haciendo ochos.
Adoran los cojines
los gatos,
se ovillan en rincones
inauditos,
alacenas, rendijas,
claroscuros
ignotos donde cabe
un alfiler,
recelosos y altivos
sin carné,
baberos de bebés
sin cochecito,
cunitas para huérfanos
de todo.
Secretos micifuces
imprevistos,
qué goce contemplaros
a la hora de la siesta,
suspendiendo las mates
y aprendiendo
la impúdica lección
de la vida privada
de los gatos.
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