Décimas estupefactas
Se vengó Abel de Caín,
salve, sueño americano,
tan go home, tan primo hermano,
tan Lincoln, tan Luther King.
Calló el muro de Berlín
y a la vera de un verano
con Yahvés y medias lunas
la rueda de la fortuna
trajo un milagro africano.
Qué noche la de aquel día,
qué martes tan milagroso,
qué miércoles resacoso,
qué negro tan utopía.
Qué borrón en plena CIA
qué virus tan contagioso
qué disparate, qué foso
entre el nunca y el mañana,
entre Florida e Indiana,
viva Michelle y su esposo.
Ni cabaña del Tío Tom,
ni sepulcro blanqueado,
ni Michael Jackson pirado,
ni Harlem versus el Bronx.
Obama es un reggaetón
cimarrón y encorbatado
con cuentas que han esquivado
los pecados de la banca,
la Casa Blanca no es blanca,
el futuro ya ha empezado.
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