Rosa amarilla
Con su bolso de los chinos de Vuittón,
con su niqui Hello Kitty de brillantes,
con su cruz tan Christian Dior de garrafón,
sus manolos de ocasión, sus bolos y sus amantes.
Con su corte porque corta el bakalao,
su Chanel de plexiglás y su alma en pena,
su Rappel su que me quiten lo bailao,
vacilando de costao del infierno a la verbena.
Un futbolista torero la toreó
antes de que la fichara
Esto es un atraco,
por más que la mala fama diga que no
su pograma se llama Telesobaco.
El asunto es que anteayer me la crucé
tan fané y descangallada, tan suicida,
que, con nada que decirle, la invité
a un canuto y un café
con sabor a despedida.
Ebrio de documentales de la dos,
National Geographic versus Telecinco,
Los Soprano, Mad Men, Roma, HBO,
mi álter ego no soy yo, por el culo te la jinco.
Un banquero socialista se la bancó
antes de que la fichara Rosa amarilla,
aunque el somier de su cama diga que no
su pograma se llama Teleladilla
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