sábado, 22 de septiembre de 2007

Diciembre 2005 - Los Artistas


Los artistas (con perdón).


Los artistas son pobres con dinero,
anoréxicas gordas de Botero,
pezón y costo.

Al calor colchonero de la siesta,
las semifusas de la zapatiesta
hacen su agosto.

Si los Toulouse-Lautrec no dan la talla,
un servidor no tira la toalla
de virgen puta.

Rubia morena de la cuarta fila,
Magdalena, patrona de las pilas
del buen recluta.

El anónimo vate deja huella,
con seudónimo aliña la paella
del porvenir.

Que ordene Milanés el palimpsesto,
la muerte es el peor de los pretextos
para vivir.

Maldita sea, ni ingreso en la academia,
ni me marean los besos post-isquemia
de mis viudas.

Abochorné a Gijón con mi fracaso,
aún falta lo peor y, por si acaso,
sobran las dudas.

En Troya el tirio purga desengaños,
por su delirio nadie afronta daños,
coto de caza.

“Umbrío por la pena, casi bruno”,
casi me rindo, casi me unamuno,
papel de estraza.

Picasso, Woody Allen, Baudelaire,
Rafael de León, ser o no ser
lince o tortuga.

Si cada tarde es un brindis al sol,
me pido primer y entre col y col
caviar beluga.

Agitan agitando oscuridades,
vomitan desmintiendo las verdades
que más cotizan.

Si ululan las sirenas de otra guerra,
al refugio con tres colipoterras
y una rabiza.

Sufren fobias y filias infantiles
al desamor, las canas, los Persiles
de Segismunda.

Se consuelan apadrinando calles,
con matices, metáforas, detalles
chunda ta chunda.

Si la palman, escriben tal Homero,
los sobrinos auscultan su dinero
póstumo y frío.

Paz, Rulfo, Alberti, Kafka, Borges, Cela,
maldita sean las deudas con pamela,
qué desvarío.

Kodama y Asunción, las dos Marías,
Courtney Love, Plastic Ono, antología
de cuello blanco.

Los póstumos postuman ediciones,
los mudos santifican las canciones.
Mueran los bancos.

Los artistas son ogros intratables,
si los amas, narcóticos amables,
guiños y fotos.

Ora parecen ángeles malditos,
ora cofrades de Satán bendito,
juguetes rotos.

Penal del Parnaso, celda 14, diciembre de 2.005.

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