Mi niña Lola.
Mi niña Lola es negra y se llama Buika,
gitana de Guinea sin bata de cola
amapola con rizos de Tanganica.
Soledad que la escucha no está tan sola,
los vellos con sus polvos de pica pica
saben a sello añejo y radiogramola.
Sus dientes separados filtran el viento
que nace en los pulmones desencajados
y abreva en lo más jondo del sentimiento.
Tocan palmas los duendes resucitados,
los hados, los luzbeles del sacramento
del compás de los ángeles desterrados.
Lo que tiene lo da porque necesita
destapar su cajita, niña Pandora,
a la hora verde olivo de la lunita.
Canta como se canta cuando se llora,
cuando se desgañita el agua bendita,
cuando Venus vomita el mal de la aurora.
Qué pellizco bluesero rompiendo aguas,
qué pasión contenida, qué incertidumbre,
qué sinrazón prendida de las enaguas.
Qué aceite, qué vinagre de nieve y lumbre,
qué cumbre de los guetos y de las fraguas,
qué fleco en el chaleco de la costumbre.
Huérfana de Quiroga, León y Quintero,
si me encargara hacerle una copla un día
firmaría de rodillas y sin sombrero.
Tus penas son las venas del alma mía,
preso de tu mirada libre te quiero,
cuéntame tus duquelas con alegría.
sábado, 22 de septiembre de 2007
Junio 2006 - Mi niña Lola
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