sábado, 22 de septiembre de 2007

Septiembre 2007 - En hora de oficina


En horas de oficina.

Dos sonetos. Para Alejandra Varona
1.
El síndrome de la página en blanco
me apuñaló a traición esta mañana,
miércoles, amarrado al duro banco
de otras catorce rimas por semana.

Las tetas de Violante por delante,
Gallego y Rey, ¡bingo!, por detrás,
en medio los quevedos de un cantante
y, en la última, el verbo de Millás.

Tres años ya de urgente hebdomadario
inseparable del pincel de Otero
que saca del bombín un diccionario.

Firmando romanceros marbellíes,
devolviéndole el brindis a un torero,
poniéndole los puntos a las íes.

2.
Me basta con que un verso cada ciento
volando desemboque en alma ajena,
me sobra con saber que esta faena
me sirve de condena y de alimento.

Consuela imaginar que el sacramento
de la flor de la tinta que envenena
me redime, me excita, me encadena,
cual noche de verbena en el convento.

Y, así, burla burlando, van pasando
los infiernos, los jueves, las tormentas,
las musas no conocen la rutina.

A ras del suelo pero levitando,
cantándole al espejo las cuarenta,
como un poeta en horas de oficina.

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