Alejandrinos de septiembre
Septiembre es un cadáver con los ojos abiertos,
Eta vuelve a su torva catarsis en Logroño,
el sábado cumplimos treinta y pocos conciertos,
los de mi quinta riman mejor con el otoño.
El páramo se cala su boina barojiana,
su colonia barata de posguerras civiles,
el futuro imperfecto ya es hoy por la mañana,
dos pájaros de un tiro campan por los madriles.
Dicen que fulanita se tira a don fulano,
cuentan que doña Elena ya no se amarichala,
que amortiza el fracaso escolar al gran hermano,
que las flores de lis llevan plomo en un ala.
Regreso a los pecados menos originales,
el mediodía tarda pero llega la noche,
la música es un vaho que empaña los cristales,
mi corazón afina mejor que mi fantoche.
Que eduquen churumbeles en la ciudadanía,
que templen las guitarras el frío de las pistolas,
que callen las cigarras de la soberanía,
que en lugar de banderas tremolen amapolas.
Inquietantes McCann, huérfanos de bebita,
picapleitos de moda que salvó a Pinochet,
virginal Madeleine que la duda marchita,
con su ausencia, que brilla, brilla más el parné.
Paquirrín tiene novia, la Pantoja tampoco,
la afición patalea por falta de emociones,
ni rock and roll ni drogas ni faldas y a lo loco,
la belleza del vértigo tuerce los renglones.
En ruedo charro siembra Tomás manoletinas,
Savater funda un circo loco por incordiar,
a los cerros de Úbeda vuelven las golondrinas,
hasta la Plisetskaya rompió ayer a volar.
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