Punto y pelota.
Me acuso de no ser el caballero
que quise ser.
Mi viva voz me traicionó primero
por no entender
que los misiles de la hipocresía
tiran a dar,
haciendo del jardín de la alegría
un muladar.
Me temo que he perdido un par de amigos
por protocolo,
que salgo del vaivén de los ombligos
algo más solo.
Al pregonero ni un maravedí,
maldita sea,
debí darle cuando mi ajonjolí
se bastardea.
Pero soy andaluz y, en las tabernas,
con manzanilla,
las liaisones borbónicas más tiernas
son amarillas.
Porque no es más que un chiste al fin y al cabo,
caspa y charol,
si quieren mis orejas y mi rabo,
brinden al sol.
El caso es que el bocazas que suscribe,
cuerpo de jota,
desafina, exabrupta y sobrevive,
punto y pelota.
PD: variaciones sobre un mismo tema.....
sábado, 22 de septiembre de 2007
Noviembre 2006 - Punto y pelota
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