El blues de Nueva Orleans
tiene la trompeta rota
por culpa de un huracán.
Cuando quiere dar la nota
un Misisipi de cieno
por la garganta le brota.
Bourbon Street nazareno,
el ron y la coca-cola
saben a sangre y veneno.
Siempre se mueren los mismos,
los que plantan la chabola
al borde de los abismos.
Mardi Gras está de luto,
nadie se sube la falda,
nadie se prende un canuto.
El tío Sam duerme de espaldas
al llanto de los negritos,
a los porqués de Mafalda.
Y los pobres pobrecitos
viudos de ángel de la guarda
maldiciendo a dios bendito.
Luisiana, septiembre de 2.005.
sábado, 22 de septiembre de 2007
Septiembre 2005 - el blues de Nueva Orleans
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