
Eduardo Haro Tecglen.
Le di la mano al viejo cascarrabias
hace unas noches, Cárdenas mediante.
No volverán sus paradojas sabias
a iluminar mi verso vacilante.
Aunque sí, porque muerto está más vivo
que tantos vividores que colean,
que acusan sin acuse de recibo,
que ladran, que calumnian, que babean.
Como Haro no pasaba por el aro
le cortaban el agua cada día,
amapola de tinta de rastrojo.
Para unos, bisturí, para otros, faro
de un catorce de abril que redimía
su corazón tan sístole y tan rojo.
Puente de los Franceses, octubre de 2.005.
No hay comentarios:
Publicar un comentario